Silvio 001: Causas y azares

Cuando Pedro salió a su ventana
no sabía, mi amor, no sabía
que la luz de esa clara mañana
era luz de su último día.
Silvio Rodríguez

Parece que este fin de año será complicado. Acabo de dejar a mi padre en el hospital ya que tiene un pulmón colapsado. Esta noche le hicieron una operación que consiste en insertarle un tubo en el pulmón para sacarse el aire de la caja torácica para que el pulmón pueda volver a funcionar normalmente. Es un procedimiento sencillo y seguro y los riesgos mínimos según los doctores y lo que he leído esta noche en la red. Antes de ir a ver al doctor esta tarde tuve el presentimiento que íbamos a terminar en el hospital. Después del examen y de las preguntas de rutina y de la radiografía del pecho, el doctor confirmó mi corazonada y nos dijo que teníamos que ir a la sala de emergencias.

Hace como 2 años y ochos meses hice un viaje infernal de Florida a Costa Rica para enterrar a mi madre. Una experiencia que no se la deseo ni al peor de mis enemigos por toda la burocracia que hay que vencer para llevar un cuerpo de un país a otro. Mi madre quería que la enterráramos en la fosa de la familia de mi padre, al lado de mi abuelo Leónidas y de mis tíos. Mi viejo es un tipo complicado con quien me comunico por medio de la cocina y de la panadería, de los juegos de computadora, de la fotografía y de la pintura. Es posible que mis palabras sean muy directas para él y las suyas solamente las comprendo a través de sus actos. Esto se debe, entre otras cosas, a una diferencia generacional, a una visión del mundo asimétrica y por mi madre, que me enseño a expresar mis sentimientos libremente, a no esconderme detrás del machismo o mejor dicho, de falso auto-control. Quizá una de las cosas que más admiro de mi padre es que a pesar que no pensamos igual, nos respetamos y nos aceptamos. Uno de mis miedos mayores desde hace unos meses es tener que repetir con él la experiencia que tuve con mi madre y por eso ahora me cuesta ir a dormir y prefiero plasmar estas ideas aquí.