1.27.2007

Otro viernes

A veces es difícil comenzar a escribir aunque sean unas pocas palabras. Me tengo que enfrentar a mi soledad, al silencio y al frío de los viernes, y a veces es más fácil ver una película en el tocadeuvedes . Siento que debería escribir todos los días para sacar todo esto que quiero decir desde hace años No obstante, últimamente siempre termino haciendo ejercicio que se ha convertido en la meditación cotidiana.
Quizá como dice uno de los personajes en la película de Subiela "No te mueras sin decirme adonde vas" hay que aprender a morir muchas veces en la vida, hay que liberarse de la costumbre de las expectativas personales, familiares y tal vez hasta comunitarias. La liberación personal quizá sea la más difícil porque uno abandona lo que piensa que es para llegar a ser lo que es, el paso de lo virtual a lo real, de la imaginación a la acción, del deseo a la realidad. Sin embargo, uno no siempre se da cuenta de los cambios que han traído los años y las experiencias. Es como andar con camisas que le quedan a uno grandes, que eran de otro y de las que uno no se quiere deshacer hasta que uno se ve en un espejo y acepta que ya no le quedan.
Si tuviera la energía para escribir todos los días, me sería más fácil contar mis historias, romper con el pasado, hacer más claro mi presente y asegurar mi futuro. Quizá tal vez estas palabras sean un signo de que ya empiezo a entender lo que necesito hacer.

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