Lluvia

Comenzó a llover hace 24 días. Solamente faltan nueve días para romper la marca de 33 días de lluvia corridos. Maldita ciudad de Seattle. A veces parece que la lluvia llegó en agosto o en septiembre. Llueve cuando amanece y uno sale de la casa con gabardina, paraguas y boina al trabajo . Es una lluvia fría, finita y constante. Llueve cuando uno sube al autobús con el paraguas mojado y lo pone en el piso, si tiene la suerte de encontrar asiento, para no mojarse los pantalones o el abrigo o al vecino y piensa, en ese preciso instante, que hay que acordarse de recogerlo antes de bajarse y no dejarlo perdido, como tantos otros. En días así uno oye el radio con la esperanza de que el locutor anuncie que al menos mañana sera un día seco y no otro de más lluvia. Sin embargo, no hay tal suerte. Esta lluvia continúa y poco a poco comienza a corroer los huesos, a esconder la sonrisa, y hace cada vez más difícil escribir mensajes electrónicos a extraños, a amigos y a parientes.

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