1.13.2006

Dylan 003 - "Blowin' in the wind"

How many times must a man look up
Before he can see the sky?
Yes, 'n' how many ears must one man have
Before he can hear people cry?
Yes, 'n' how many deaths will it take till he knows
That too many people have died?
The answer, my friend, is blowin' in the wind,
The answer is blowin' in the wind.
Bob Dylan - At Budokan 1978

No sé porque en los últimos meses he estado oyendo tan frecuentemente a Dylan. No sé si sea parte de las mismas ganas que tengo en escuchar otra vez las canciones de Victor Jara y Violeta Parra. Estas canciones fueron parte de un periodo de mi vida, 1976-1983, que ahora recobro. Es más fácil conseguir los discos de Dylan por estos lados. No he tenido tanta suerte con la música de Victor y de la Violeta. Solamente he conseguido las canciones más conocidas de ellos. El otro día conseguí dos discos de Inti-Illimani y me sentí contento de escucharlos otra vez, como lo hice en un concierto en 1983.

Ayer estaba hablando con una compañera de trabajo, que le gusta jugar de liberal, como buena blanca, pero que no hace nada en su vida personal que no sea consumir y ver comedias que la hagan reír porque la realidad qué fea, y le dije que tal vez la única opción que quedaba en este país era emigrar. Por supuesto, como protectora de su privilegio blanco, que le hace posible la evasión de la realidad de su país y del mundo en general, me dijo que esta era su país y que ella nunca se iría. Yo le dije que la mayor diferencia entre los republicanos-los evangelicos-los neo-conservadores-los torturadores y demás fauna de derecha y por supuesto extrema es que nosotros, digamos liberales, progresistas, de izquierda, que sé yo, no los forzaríamos a ser como nosotros y que respetaríamos su forma de pensar; que la gente como Bush y Pat Roberts siempre tratará de cambiarnos, de hacernos sentir las mismas experiencias orgásmicas que ellos sienten cuando sus cuentas de banco y de la bolsa de valores se hacen cada vez más rentables, de no oír las voces de los que sufren, de los que son explotados porque nacieron al sur del río Bravo, más allá de la frontera turca sur, más alla de Algeciras, en fin, de la multitud que espera.

Esa gente blanca maldita, que vota con el corazón por la bandera de las franjas y las estrellas, que cree en las historias que le cuentan esos periodistas de la cadena Fox y del New York Times, no serán capaces nunca de entender que era un cuento eso del destino manifiesto, que ellos deben buscar su verdad en otros lados.

Pienso también en los que están al sur, siempre al sur, y que apoyan alegremente al imperio sin darse cuenta que ellos siempre serán parte del otro, ese otro que siempre puede buscar liberarse y del cual siempre se debe sospechar. Esos que creen las historias de Horatio Alger sin saber que no fueron escritas para ellos.

Mi compañera de trabajo no me contestó porque alguién la llamó para hacer otra diligencia.

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