Quizá Federico, Fede para los amigos, me ha dado la mejor estrategia para esos días en que hace tanto frío, en que ninguno de los lectores dice nada y nadie manda correos: meterme bajo la cobija, dormir y esperar que la primavera no se tarde mucho.
Una bitácora más. Ejercicio de composición diaria. Tal vez deseo de no callar más.
Búsqueda infructuosa de comunicación en estos días en que vivo en las entrañas del monstruo en la primavera del fascismo neo-conservador.
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