12.29.2007

Una carta que sí mandaré

"Maldigo la primavera
con sus jardines en flor
y el otoño el color
yo lo maldigo de veras
a la nube pasajera
la maldigo tanto y tanto
porque me asiste un quebranto
maldigo el invierno entero
con el verano embustero
maldigo profano y santo
cuanto sera mi dolor"
Maldigo del alto cielo - Violeta Parra

No te daré el gusto de que tengas la última palabra ni de no decir lo que quiero decir.

Me acusás de ruptura de confianza y de lealtades después de que me habías liberado, después de que me habías dicho que no podía esperar nada de vos. Cualquier revelación que yo haya hecho, se hizo después de mi liberación, te lo aseguro. Ni siquiera sabés cuales son los detalles que M. conoce de nuestra historia y porque se los conté y te atrevés a hablar de traiciones. Si M. te hubiera querido hacer daño, le habría dado el teléfono de la casa al italiano como se lo pidió varias veces.

Afirmás que esto es un final para vos. Hace tiempo que lo nuestro, eso que nunca llegó a nada está muerto y no lo mató esa llamada de M. sino por todo lo que vos no hiciste, por lo que vos fuiste incapaz de reconocer que no podías hacer. Sabés que de 16 días que estuve en Costa Rica, de los días preciosos que teníamos juntos, solamente tuve el honor de estar con vos, alrededor de 36 horas.

Yo solamente he pedido paz desde el lunes 15 de octubre en que me quería venir a Seattle porque ya sabía que nada iba a funcionar entre nosotros. P, vos rompiste la lealtad de no aceptar que era poco o nada lo que me podías ofrecer, de no dejarme libre a la hora más conveniente para los dos que era cuando yo te lo pedí. La incertidumbre de tu respuesta me hizo pedazos poquito a poco.

M. también puede decir que una persona que no conoce irrumpió en su casa, así no más, y sin ningún derecho y añadiría además que solamente para ocupar un espacio inútil. Independientemente de lo que yo haya dicho o permitido, vos también irrumpiste en la casa de ella. Ese era un riesgo al que te exponías.

¿Creés que yo confío en vos, que confío en la persona que más he querido y más daño me ha hecho en la vida? Por supuesto que no confío en vos porque ya son dos veces que me has destrozado, que no has sabido como reaccionar ante la situación. La diferencia es que ahora es que no solo yo he pagado la inconsecuencia de tus actos.

Sí, yo también cometí errores pero los míos fueron de comisión y no de omisión como los tuyos. En el momento que llegué a estar con vos, me había liberado de todas las condiciones o factores que pudieran habernos hecho daño. Era libre para estar con vos, para aceptar todas tus circunstancias, para ofrecerte todo lo que estaba a mi alcance. Yo puse absolutamente todo en juego por estar con vos y si las cosas no me salieron, no fue porque no quise y porque no luché por nosotros valientemente. A mi no me interesa joderte, herirte o culparte por lo que pasó entre nosotros. Quiero entender porque no podemos estar juntos y bien vos y yo. Quiero aprender de lo que nos pasó.

Te quiero todavía a pesar de todo el daño que me has hecho. Serás de eses amores imposibles que todos tenemos. No he mencionado el tema de las pastillas por hostigarte, sino porque es la única diferencia que encuentro entre la valiente chica P que conocí y la mujer que sos ahora. La docilidad y la comprensión que ahora practicás me parecen que son más el reflejo del paxil y del alprazolam que de tu madurez o de otra cosa. Además, no te lo digo para herirte, sino para que te des cuenta que tal vez hay algo que deberías investigar. Tal vez me equivoco, como todo lo que he intentado con vos.

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