6.30.2013

Invocación



Se muy bien que si hubieras querido, me habrías buscado. No me curo de quererte a pesar del tiempo y de la distancia. Quizá sea mi soledad, mi sospecha de que merecíamos algo mejor que el obstinado y sordo olvido de los grises días de nuestra media edad. Aun así me rehúso a buscarte porque ahora te toca a vos apostar por mí, como yo lo hice sin saber si vos contestarías mi llamada. Tal vez te cuento estas cosas antes de mi cumpleaños porque me quiero liberar del recuerdo de tu presencia. Te invoco esta madrugada porque no quiero ser más prisionero de los ecos que tatuaron en mi tus palabras y tus caricias y de todas esos planes que quedaron incumplidos, como impotentes sueños de drogadictos. Ay mujer, cómo me duele estar lejos de vos. Quisiera sentir tu abrazo, tus besos, tu exaltada respiración en la madrugada para confirmar que no te imaginé. Quisiera que me quieras a pesar de mí, a pesar de vos, que conquistáramos esas circunstancias imposibles en que no pudimos más que escondernos detrás de nuestros miedos. Sé muy bien que si hubieras querido, me habrías buscado. Por lo tanto, todas estas palabras están de más.

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